I
En otro tiempo, dicen, fue diferente. Los otros tiempos siempre fueron diferentes, pienso.
La batalla era nuestro hogar, en ella nos cobijábamos, como en una madre tierna y cálida. La tierra de los conquistados con nuestras manos rebosantes de gloria, arrancábamos. Atravesando a cuchillo de gladiador las carnes que se opusieran al designio inevitable, avanzábamos hasta donde el sol se mastica a la luna, allí donde Júpiter observa sereno, con su mirada imbatible, a las ninfas más hermosas, que bailan por entre el viento y la arena.
A ellos, nuestros dioses y diosas, levantábamos los más hermosos y aterradores tributos, banquetes y sacrificios, el comer hasta el colmado o coger hasta que duela, sangrar hasta que lo que brotara no fuera más que una transparente savia, un néctar sin vida. La providencia se bañaba junto a nosotros, en las mismas aguas.
A ellos, nuestros dioses y diosas, levantábamos los más hermosos y aterradores tributos, banquetes y sacrificios, el comer hasta el colmado o coger hasta que duela, sangrar hasta que lo que brotara no fuera más que una transparente savia, un néctar sin vida. La providencia se bañaba junto a nosotros, en las mismas aguas.
Son mórbidos estos pertrechos que tengo en el pecho, puedo casi tocarme el esternón. Nuestras corazas son gangas y blandas y nuestras espadas largas y pesadas, nuestros hombros están cansados. Veo algo detrás del cielo.
Y aún a ella la llevo a mis espaldas. Me despedí sin saberlo, sin decirle aquello que prometí no decirle. Lo que una vez fue fuerte, se desgaja en trocitos, filamentos endebles. Mi reino habrá de caer en manos de los bárbaros, el futuro les pertenece; pero es que -en realidad- no me importa tanto el imperio como sus ojos, esos que no volveré a ver. Y ahora, son ellos por entre la alborada; ahí vienen, los sátrapas, a saquear nuestro cuerpo débil, que a pedazos está por caer.
Normal, natural, previsible es, que suceda. Nada dura para siempre. Y está bien que así sea. Veo la cara de la muerte, ahí delante. Es espantosa, como supe que sería, como ella me dijo que habría de ser. Me despido de esos ojos que ya no me verán y levanto mi espada, junto a Apolo.
Allí voy, entonces.
Me quedé con las ganas de un II
ResponderEliminarMuy bueno!!! Para seguirlo, Xaj, sin dudas, tiene tremenda fuerza, como un gladiador, sí.
ResponderEliminarJeve
Jeve y Ruma
Joder eran buenos tiempos
ResponderEliminar"Normal, natural, previsible es, que suceda. Nada dura para siempre".
ResponderEliminarMe encanta, porque la segunda oración formula una eternidad. Hay cosas que no deberían cambiar (aunque cambian, desde luego).
Un abrazo.
Hace un par de semanas hablábamos de vos con una amiga blogger que también te lee. Hablábamos de tu capacidad de hacer música con las palabras, y de hacer historias con la música.
ResponderEliminarOtra entrada envidiable, Xaj, como siempre.
Carajo, aquella estrella sera mi luz entonces.
ResponderEliminarEs que quizá sea en el reino de los bárbaros donde se halle el albedrío en donde estar con ella no sea dolor.
ResponderEliminar"...el comer hasta el colmado o coger hasta que duela, sangrar hasta que lo que brotara no fuera más que una transparente savia..."
cómo me gusta tu forma de escribir xaj. me deja boquiabierta.
abrazooo!!:)
nunca pensé que era posible abusar tanto de la forma compuesta con el auxiliar haber, la preposición de y el infinitivo ("hubo de estar,, hubo de ser"). qué onda eso?
ResponderEliminarApolo, jefe de las Musas...
ResponderEliminarTransparente.
Las criticas anonimas me caen para el orto.
ResponderEliminarXaj, querido. Genial como siempre leerte, entro en la batalla de tu lectura.
Me banco el imperio de tus palabras.
Siempre quiero leerte.
Me gusta.
mucho.
Muy bueno, quisiera una segunda parte.
ResponderEliminarUn beso!
"En otro tiempo, dicen, fue diferente. Los otros tiempos siempre fueron diferentes, pienso."
ResponderEliminar" Me despedí sin saberlo, sin decirle aquello que prometí no decirle. "
Me encanta. Me encanta como escribís. Saludos Xaj !
La Gran Roma....el origen de todo!!
ResponderEliminarBonito relato Xaj.
Bs
Me encanta como escribis, causa cierto deleite leerte.
ResponderEliminarsaludos
Me pasa todo lo que le pasa a tu poema,el adiós que dimos y que ignorabamos como despedida, los ojos que me eran tan cotidianos,ahora se me desdibujan en el horizonte, la voces que me contestaban, ahora no son ni siquiera ecos, lo material que tanto me importaba, el imperio, al lado de unos ojos, de una voz, que ya no vemos, que ya no escuchamos, no existe. me encantó.
ResponderEliminarEsto que te voy a decir es de chusma nomás, observadora si se quiere, al anónimo que te criticó, yo le digo que estudio letras, y es tan fácil corregir un verbo, una preposición, lo difícil es hacer lo que hacés vo,transmitir de esa manera tuya y singular, que queda reflejado en lo que otros sienten y se identifican,
y a las críticas yo no las critico, al contrario,valen también para conocer los infinitos canales que tiene la humanidad, aunque no compartamos lo que se diga, (claro está). caroVianco.
"Mi reino habrá de caer en manos de los bárbaros."
ResponderEliminarEstos bárbaros siempre tan brutos y salvajes!
Beso!
solo sucede si es natural
ResponderEliminar(:
<3 buenooooo
hombreee me agradan cada vez más
solo sucede si es natural
ResponderEliminar(:
<3 buenooooo
hombreee me agradan cada vez más