domingo, 9 de marzo de 2014

Fui universo, una vez



 .

Dio vuelta su zapatilla,
y de ella brotó un hilo de arena
que se arrinconó en un pequeño montículo.

El piloncito se hizo monte; y el monte, montaña.

La arena comenzó a tapar
sus rodillas.

Y, entonces, comenzó a llover.


 .

-El agua es la vida-, pensó.
-Es la lluvia y el hielo, es la carne y la escama-, pensó.
.
Comenzó a bailar, dibujando círculos sobre el piso.

-¡El suspiro es aire!-, gritó
 -El agua hace al aire, el aire abre la carne,
  ¡y, el viento todo,
   se lleva!-

.

Desde lejos, ella lo miraba. Y, es que, quizás, solo aquello que se ve de lejos, sea perfecto.

Porque lo perfecto, no es real. Porque lo perfecto es la ilusión hermosa. Es la isla al frente, es el beso que aún no fue dado.

Ella era perfecta, para él.

.

Él le dijo, entonces,

“Fui universo, una vez.
Y, entonces, también yo amé lo perfecto.
Pero ya no lo hago más.

Amo la tierra y la piel,
la piel que puede tocarse.

Y, no quiero ser la imagen de tu sueño,
quiero ser hombre y nada más.”

.

Toda fruta, madura.
Entonces, algunas, caen al suelo.
Y, otras algunas, son arrancadas por manos, o dientes.

Amar al aire que nos respira,
y al viento que alimenta al sol.

Todo rostro, madura,
Como la fruta, como el sol.

.