Ahora, caliente bajo mis pies.
Un marco vacío.
Una historia contada,
Alguna vez.
Que ya no es,
Que ella no es,
más,
Y nunca ha sido
El trabajo como cruel realidad.
Tristezas pegotes en el colectivo
y,
-¡abrí, porque no se puede respirar!-
¿Por qué no se puede
respirar?
.
¡Salir!
Alejarse de los motores de mala
combustión,
Conocer aquel pasto que nace
fuera de las macetas,
Ver al sol que no es tapado.
Sueño, uno. El mío.
Pegarle a las palomas, con el
paraguas,
o los pies, o los zapatos; oh,
rito urbano,
Ya no las vemos,
Ya no importa,
no.
Hacer un gesto.
Vos sos,
vos sos mi bondi
¡Vos!
.
.
.