
jueves, 25 de junio de 2009
Circe

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de mitologías y otras cosas
jueves, 18 de junio de 2009
Un adiós para la piba de lana

En la historieta de uno mismo, nos acostumbramos a colisionar a menudo con personitas de todo calibre y color. Cada tanto, caemos en la trampa de vomitar nuestra soledad en las manos de alguien que sólo estaba de paso por la esquina de nuestra boca, que gustaba de esperar sentada el 132 sobre nuestro cuello antes de arrimarse al bondi de otro sueño.
“When I call you up, your line's engaged”
Era linda, la piba de lana. Una maestra del absurdo simpson-maníaco y de los acordes británicos. Veníamos rodando, de fábulas confusas, amores fantasmas y relaciones añejas. Hastiado del cariño amateur y sexo de B metropolitana, le jugué unas monedas a sus labios la última tarde de sol, tocándonos por Ambrosetti. Al pasar los días, se nos complicó querernos, bancar la apuesta a su lanita fue como arrancarse un padrastro lentamente.
“I won't want to stay, I don't have much to say”
En un abrir y cerrar de pestañas, el amor se nos hizo líquido a ritmo vertiginoso, se desangró en ríos de metadona y corticoides económicos de farmacia Mr Ahorro; el viento en su flequillito a estrenar la acomodó cerca de otras gambas, su piel se deshilachó con buen apetito en una cama piola.
“If you won't see me, you won't see me”
Este es un adiós por última vez, sin cursilerías, te lo junto de los retazos de despedidas que te dibujé sin querer soltarte. Juntar, entonces, los cartones que sobran, la noche más larga del año se avecina y la vida se disfraza de momia, se nos hace farsa una vez más.
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You won´t see me beatles
miércoles, 10 de junio de 2009
Plastilina Portland

Abrís la bolsa. El invierno llegó con nuevos trucos y hay que cuidar las hojas que nos restan. Desparramás el cemento y la cal en el piso, con arena le condimentás las puntas. Agua a gusto. Escupís los retazos de recuerdo en la mezcla. Metés la pala y los dedos, la sacudís bastante, esparcís la mezcolanza, vuelta y vuelta.
“Pero no es mi único amor”
Levantás tu pared de esperanzas tuertas, revoque grueso y ladrillos de ocasión. El round del día te suena el timbre y el ensueño se morfa el banquito, a la cancha otra vez. El largo aprendizaje del dedicarle los temas lentos a otra personita, de tocar la viola a medianoche y arañar el cascote de tu pared recién estrenada, con la mandíbula fija en el acorde.
“Soy libre y vos también”
Y así andamos, detrás de nuestras murallas, solidificando muros frente a la realidad. La claustrofobia nos sonríe de costado, nos balbucea que el sacro poder romano no impidió su caída en manos de los Bárbaros y que nuestro muro de plastilina no va a soportar siquiera la primera estaqueada femenina. Y la emboca. La nueva nena mete la uña en la arcilla, rasga con su aroma el pantano y firma a puño y letra: “No hay reina sin sumisión ni princesa sin balcón, rockerito”.
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a77aque
martes, 2 de junio de 2009
Fantasmagoría, con la nariz congelada

Mordemos la manzana, todas las mañanas. Le bajamos los pantalones cortos al ensueño, lavamos los dientes de nuestras miserias y las paseamos sin pudor. Nos vamos al mazo de gusto, con el comodín en pantuflas.
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“Tell me there's a logic out there.”
Son estos días de lagañas y doble abrigo, de bufandas que tapan la sonrisa y guantes que mienten los gestos. El fuego juega de local, se erige como el tótem de arcilla más venerado, fruto de la guerra cósmica entre el cielo y la tierra. El hombre que se mofa del frío y celebra orgías en pos de la construcción de la cultura gracias al fuego: saltearse el alimento crudo, salarlo y tragarlo bien cocido, con salsa roja.
“Tell me there's some hope for me”
Apagar la hornalla. Bajar los párpados un rato, la humanidad es un exceso. Nuestra vida, esa curva descendente post-orgasmo sin abrazo, se monta a la banquina con los dientes. Rememorar el día que dejamos el pelaje en la percha, la curtimos de bípedos, cuando aprendimos a cortarlo todo por la mitad, a palabra y cuchillo. Hace rato que Goethe me persigue, no deja de repetir en mis sesos: “Todo lo que existe, merece perecer”.
“Tell me there's a logic out there.”
Son estos días de lagañas y doble abrigo, de bufandas que tapan la sonrisa y guantes que mienten los gestos. El fuego juega de local, se erige como el tótem de arcilla más venerado, fruto de la guerra cósmica entre el cielo y la tierra. El hombre que se mofa del frío y celebra orgías en pos de la construcción de la cultura gracias al fuego: saltearse el alimento crudo, salarlo y tragarlo bien cocido, con salsa roja.
“Tell me there's some hope for me”
Apagar la hornalla. Bajar los párpados un rato, la humanidad es un exceso. Nuestra vida, esa curva descendente post-orgasmo sin abrazo, se monta a la banquina con los dientes. Rememorar el día que dejamos el pelaje en la percha, la curtimos de bípedos, cuando aprendimos a cortarlo todo por la mitad, a palabra y cuchillo. Hace rato que Goethe me persigue, no deja de repetir en mis sesos: “Todo lo que existe, merece perecer”.
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