
No es de mi agrado prender la pc los fines de semana, mucho menos antes de salir a patear las calles, no me gusta quemarme los ojos cansados de la semana. Sin embargo, el haber visto en la caja boba ciertos firuletes me produjo un tapòn en la garganta que intentarè expulsar en un par de lìneas.
Hace un tiempo que no veìa TVR, contenido que yo antes creìa ser lo unico que merecìa ser visto en TV, pero, no se si yo cambiè o si este programita lo hizo, lo que hoy vì fue un expendio abundante de muchachas rapiditas, conflictos nimios, aburrimiento, tanta vulgaridad enlatada con los colores RGB, sin crìtica ni opiniòn, casi un videoclip de nuestra decadencia cultural. No voy a caer en la demonizaciòn de la TV, sino en escupir nuestras condescendencias para con el aparato.
Este zapping mediàtico expresa lo que el televidente pide a gritos: quiero hablar en el ascensor, dame temas vacìos, deseo encamarme, mostrame culos; quiero ser famoso/a, enseñame còmo; busco ser feliz, mostrame la miseria ajena que en ella me regodearè mediante un "pobre gente, siempre se puede estar peor".
Placebo que deriva pulsiones hacia plàsticos sucios mientras nos la acomodan por atràs, monumento a nuestra grieta interna en 3600 colores, chorro de vulgaridad que ensucia las paredes de la sala, sos un pedacito de nuestra desgracia cotidiana, las 24 hs, los 365 dìas, hasta siempre.
¡Acuéstate, levántete!
¡Apágalo, enciéndelo!
No puedo seguir así, oh, no.