
-"Con las dos manos, nene. Sin miedo". Con los colmillos de la loba como cortahierros, abro con cuidado mi caja toráxica; suavemente, con la punta de los dedos, meto las tripas en el frasco, como es debido; hay que esterilizar el esternón.
"Hey baby, don`t throw your love on me so strong."
Ella, que quería ser la nena con canción, pero sin letra, la princesa instrumental. Los pochoclos que nunca terminamos, que dejamos morir en la mesa, nos tildan de anticuados. Spinetta en tu celular, nos cobra el peaje con aserrín. Cuarto menguante de corazón a doble galopar, muerte lenta de un sueño fugaz. Morder el oxígeno y degustar caricias salidas del horno; morir en helio y pasajes de avión, aborto de gritos de 5to round. Alimentarnos de las sábanas perdidas y las ilusiones envueltas en papel araña. No va más muñeco, no más, no más de ella, al menos por un rato.
"Yeah, your love is like a faucet, you can turn it off and on."
El café con leche que me cuenta de la trivilización de la existencia y la planificación detallada de nuestros vicios; las medialunas que me confiesan, entre dientes, que no quieren leerme más, que basta de palabras bajón, que prefieren leer a Coelho o el suplemento jóven de Clarín. "La vida no es una película, por muy real que sea la vida", me dice un librito que abro sin querer: sí, vivimos en una road movie con las ruedas pinchadas.
"Baby when you change your mind, you can search the whole world over for me"