Luna Roja en Géminis

"El salió y dejo la cama vacia
Se entrego al suave aire del desierto
Y entonces la vio, la luna roja
Sobre el mar negro"

La cama, las sábanas, un rito, las princesas, la luna hoy tan roja. Noche que duró lo que el amor tarda en morir, segundos que se comen las agujas, cristal de cuarzo de hojalata gris.

Una mesa de cartón, amigos y buenas botellas. Tantas ganas de salir a pintar las cuadras mediante palabras al cielo ò de tomar el trono del patrón por la espalda, todo ese "matete" suele terminar en lugares clàsicos y olvidables, llenos de gentecita insulsa. Una iluminaciòn hizo que esta vez la estadística tuviera buena voluntad.

El viento sopló fuerte y nos depositó dentro de cuatro paredes negras, en cuyo interior había un indeterminado número de personitas aglutinado en una serie de conjuntos apretujados. Uno de estos montoncitos eran unas señoritas recién licenciadas que festejaban alegremente su conquista académica, y entre ellas, dos princesas. Estas dos bellezas de cabellos negros me coparon los ojos y la respiración; siempre estaban juntas y cuando me miraban lo hacían sólo de a dos.

"Es peligrosa, te hace mortal... te hace mortal"

Géminis de placer, una droga en la córnea, en la tràquea y en la yema de mis dedos. Les regalè mi cuello y mi piel ya no era mía, ellas me dijeron al oìdo que sus ropas no le pertenecìan a nadie màs. Luna roja que ilumina el ser de a tantitos, cuando el sol se duerme despuès del orgasmo, a veces, sòlo a veces, vale la pena hacerse mortal.